Foto: Eduardo Vargas, abogado en libre ejercicio.
En Latacunga se habla todos los días de la cárcel, las personas privadas de la libertad (PPL) , el nombre que debería tener el centro penitenciario, y el impacto que ha generado el centro penitenciario en cada una las vidas de los latacungueños, conscientes que dicho centro no va a salir del lugar en que se encuentra.
Sin embargo, la academia nacional y local en materia criminológica no ha dicho absolutamente nada al respecto; los rasgos, formas delincuenciales, inclinación delictógena y modus operandi no es similar en todos los casos; a pesar de la diversidad cultural entre el costeño, amazónico y serrano, es por ello que, la academia ecuatoriana sigue en deuda, hay una pobreza en la investigación criminal ecuatoriana.
El Ministerio del Interior con sus directores zonales y penitenciarios, piensan e intentan sostener que todos los PPL son tratados como verdaderas personas pero al momento de ejecutar las políticas públicas de vida digna, trato justo y el pensamiento de socialistas del siglo XXI más bien se asemejan a los tratos de la cárcel de Guantánamo, Cuba en donde, jugando al florón pretenden sortear su suerte.
El criminólogo Rene Resten dice que la Criminología es la aplicación de la Antropología diferencial al estudio de los factores criminógenos de origen biológico, fisiológico, psicológico y sociológico.
Con esta premisa podemos decir que, el acto delincuencial es diferente en cada persona y región, pero esto según la criminología francesa. La academia ecuatoriana se ha quedado rezagada, es por ello que en materia penal nuestro país tiene fallas garrafales, mas aún en garantías penitenciarias y no se diga en Derechos Humanos, porque no existen estudios actualizados acerca del delincuente y pensamos que los estudios hechos en Sudamérica es igual al ecuatoriano o estudiar criminología Europea e intentar implantarla en Ecuador, es algo así como comprar un motor Ferrari y pretender adecuarlo a un vehículo Andino.