TODOS SOMOS MOJADOS

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Foto:Nathalie Aguilera, comunicadora social.

El 14 de junio, tuvo lugar uno de los naufragios más mortíferos en la historia del Mediterráneo: un barco abarrotado con unos 700 migrantes en su mayoría de Pakistán, Siria y Egipto, y entre ellos unos 100 niños, se hundió cerca de la costa de Grecia, sin que hubiera la intervención de la Guardia Costera de ese país, ahora acusada de negligencia.

 Inicio la columna con esta terrible noticia que no fue tendencia en redes sociales, ni se proyectó en medios televisivos, radiales o escritos con la constancia y atención que recibió la desaparición del Titan, que cuatro días después, desapareció en el océano, llevando a cinco tripulantes en una misión turística exploratoria a los restos del Titanic, y perdió contacto con su base; lo que desencadenó operaciones de la Armada de EE.UU. y los guardacostas de EE.UU. y Canadá. .

Alrededor de diez barcos fueron empleados en la búsqueda del sumergible, que fueron seguidos paso a paso en las noticias por millones de personas en todo el mundo, hasta que se anunció que el Titán probablemente había implosionado, cobrando la vida de su tripulación.

Ambas noticias son fatales, sin embargo; no se toca ni se habla de los migrantes que viajaban en masa para salvar su vida, pero la mayoría ya conoce la historia y vida de los 5 tripulantes millonarios que querían ver un barco que ya no sirve para nada y que pagaron miles de dólares para meterse bajo el océano.

Mi reflexión es que aquellos que murieron en el Mediterráneo también son individuos, probablemente con intereses e historias de vida muy interesantes que simplemente no estaban disponibles para nosotros en ningún medio.

¿Por qué pasa esto? ¿Es porque es gente extremadamente pobre?, ¿Es porque son migrantes?, ¿porque no son celebridades, ni tienen miles de seguidores en redes o compran ropa de diseñador?

Para mí la única respuesta aunque puede sonar dura: es la xenofobia, es la que te hace pensar que la historia de los demás no es tan importante como la tuya, te hace creer que unos son más valiosos que otros por su situación y su nacionalidad.

El columnista de diario el País Julio García Cazarubios cita “Se puede ser de izquierda o de derecha, se puede ser liberal o socialista, radical o moderado; católico o musulmán, pero lo que no se puede de ninguna manera es xenófobo”.

 Y es que la xenofobia va contra los derechos humanos, los más principales del humanismo, cuando eres xenófobo incitas el odio y el rechazo al extranjero echándole la culpa de todo.

Y en nuestro país las amas de casa ven con tristeza las historias morelias de telenovelas turcas y se conmueven con actores que representan la vida del migrante, del pobre que se enamora de la millonaria que se queda ciega, cae por las escaleras y su hermana gemela se apropia de su identidad, etcetar etcétera; pero no se conmueven de las historias que ocurren afuera de la puerta de su casa con los verdaderos migrantes.

Es tan fácil escuchar una queja de los “venecos”, tan simple encontrar comentarios que dicen, “total veneco nomas es”, refiriéndose al caso de Rolando Gonzales, el joven venezolano que fue secuestrado y asesinado en Puerto López. Y te das cuenta de lo podrido que está el mundo; cuando la gente dice, bien hecho ¿en qué andaría metido?.

No me gustan, no los quiero cerca porque no son de aquí, son diferentes físicamente, tienen otras costumbres, comen cosas feas, no les conozco, no me dan confianza, son pobres y se llevan las ayudas, sus cuerpos son muy exuberantes, roban maridos, piden dinero en la calle, me van a quitar mi trabajo, son menos que nosotros, tienen muchos privilegios. Y muchas otras cosas peores, son las que se dicen en las mesas ecuatorianas respecto a nuestros hermanos venezolanos, que llegaron aquí en la mayoría de casos buscando trabajo y para salir de una política comunista que acaba con su patria.

Y es que nadie quiere salir de casa para empezar una vida desde cero, que tu título no sirva para nada y pases de ser catedrática a vender jugos en la calle; que cuando veas las noticias tu país este cada vez peor y no sepas si veras nuevamente a tu familia, que se quedó esperando que envíes una paloma mensajera con nuevos sueños en tierras lejanas.

“Empacó sus ganas de quedarse, su condición de transformarse en el hombre que soñó y no ha logrado. Dijo adiós con una mueca disfrazada de sonrisa, y le suplicó a su Dios crucificado en la repisa el resguardo de los suyos y perforó la frontera como pudo”, es la forma en la que el cantautor Guatemalteco, Ricardo Arjona describe magistralmente el pasar del mojado,  es decir el migrante por el mundo.

Por eso te invito a pensar que todos somos mojados, todos tenemos ese hermano, hijo, primo que vive en el exterior, ya sea que esté dando clases en la Sorbona de París o limpiando vidrios en New York, todos tenemos una parte nuestra en el mundo y nadie, sobre todo en el Ecuador, nadie está libre de terminar como los que tu llamas “Venecos”.

 En Estados Unidos, en España y hasta en la China, hay ecuatorianos que están metidos en problemas, que también violan, roban y dejan a sus hijos morir en departamentos para irse de vacaciones. Mientras que otros que trabajan honestamente, también sienten la discriminación, son vistos como menos por ser ecuatorianos y los buenos pagan por los malos.

Es un tema amplio de tratar y es claro que el país menos apto para recibir migrantes es el Ecuador, sobre todo porque nunca ha podido con su propia población, son los gobiernos los que han hecho que esto se dispare y han dado libertad para que la situación se encuentre como ahora.

La realidad que vivimos aumenta la precariedad y la exclusión social, situaciones que hacen vulnerables a las personas y la tasa de pobreza y delincuencia crece cada día.

Con éste paisaje, se hace necesario echar la culpa a alguien. Por supuesto no puede ser la clase política o el sonrisitas que es ñaño de Nicolás Maduro, lo más fácil es criminalizar a la gente más débil, la extranjera y echarles la culpa de todo.

¿Será que los venezolanos nos enseñaron a robar?, ¿será que si se van a Finlandia o Noruega también influyen así en la gente para que conviertan el país en un caos?, reflexiónelo un poco.

Es momento de dejar de tratar a la gente por su nacionalidad, posición social y económica. Cada vez que lo haces se repite el holocausto causado por un Alemán que odiaba a los judíos solo por ser judíos.

Y cuando empecemos a juzgar en base a los actos de cada persona, encontraremos la auténtica felicidad y el equilibrio como sociedad.

“Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad”. (Herbert George Wells)

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