PATINAR NO ES UN CRIMEN

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Foto: Nathalie Aguilera, comunicadora social.

Son apenas las 3 de la tarde y ya hay más de 20 patinetas rodando frente al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Se escucha la fricción áspera de varias ruedas intentando deslizarse por el curtido y agujereado suelo del centro barcelonés.

Un ritmo de hip hop sale de un celular acomodado entre las maletas, el sol alumbra con fuerza y algunos policías que están justo al frente del museo observan la escena mientras conversan y ríen. Varios gritos de quienes alzan sus patinetas, se molestan porque no salió un truco o simplemente están con su grupo de amigos anticipan los trucos de quienes ante la multitud, como en un espectáculo, saltan andenes y escaleras de más de 15 peldaños, se deslizan por los tubos y hacen girar su patineta mientras levitan con el cuerpo durante un par de segundos para volver a aterrizar al piso con un “tas” que termina con la demostración. 

Esta es la escena que viví al visitar la meca del skateboard allá por el 2018 en mi viaje a Europa, aquí es común escuchar el sonido de las ruedas deslizando por el asfalto y que la ciudad lo acepte con normalidad, cosa que aún no se repite en todos los países latinoamericanos y sobre todo en nuestra pequeña y controvertida ciudad.

A propósito del día del Skate que se vivió  el 21 de junio quiero destacar el crecimiento e importancia de esta actividad que ya no es como muchos lo piensan una secta de vagos molestando en las calles, este ya es un deporte olímpico, que abarca mucho más que modas o destrucción.

Equilibrio, coordinación, concentración y creatividad a la hora de hacer maniobras sobre una patineta en una dirección; son solo algunos puntos claves que se deben tener en cuenta cuando se practica este deporte extremo; ya sea en park que consiste en hacer el mayor número de trucos en rampas; o la modalidad Street; donde las calles se convierten en escenarios improvisados y los deportistas realizan acrobacias usando las aceras, barandas y escaleras como plataformas para saltar.

La disciplina y los espacios son claves y a pesar de la existencia de concursos, pistas y nuevas generaciones que se suman, aún hay personas que maltratan a los jóvenes deportistas, los llaman fumados, dañados, pandilleros y demás adjetivos; los echan de parques y calles y no hacen el más mínimo intento por acercarse o conocer.

En tiempos en que los niños ven la vida pasar a través de reels y video juegos, es hora de sacarlos a parques y plazas, para  que sientan la libertad de viajar en cuatro ruedas como volando y vivir lo mejor que puede experimentar una persona: amar un deporte.

Hace 18 años que comparto mi vida con un verdadero apasionado por el skateboard, y me doy cuenta la tenacidad y perseverancia que requiere, escucho a personas encasillar a los skaters, no tomar su actividad con seriedad, he defendido y también en algún punto he sentido celos de esta pasión.

Pero además me doy cuenta que el ser skater no es lo mismo que basquetbolista, futbolista o ciclista, porque todas estas disciplinas tienen mucho más apoyo.

Sin embargo, nadie es dueño del skateboarding, no está formado por instituciones que formulen políticas o que hagan mafias como la FIFA y NBA, el skate es libre.

Si te presentas en un skatepark o en un sitio callejero con tu tabla, un truco nuevo, o simplemente con ganas de aprender, los desconocidos tienden a aceptarte, se te acercan y se conocen, es como un idioma universal para ellos.

Como una observadora puedo destacar que la cooperación ha sido la mejor manera de abrirse paso, crecer  y fomentar la diversidad para que las niñas también sean parte de esta actividad.

No puedo hablar por todos, pero lo que conozco del skate es sano, te acuestas temprano y comes bien si quieres que te salga un truco, te reúnes con tus amigos, los apoyas y los filmas todas las veces que sea necesario, hasta que logren la toma y al final disfrutas con un sándwich, una cola o lo que asome cerca.

 Me sorprende que no exista el apoyo que esta disciplina merece, me sorprende que pocos padres no quieran comprar patinetas a los chicos y chicas y sobre todo me sorprende que el skate sea tratado como crimen por muchos.

 Aún es común que se construyan canchas de futbol para que al final del cotejo se tomen los tragos y las cifras de violencia contra la mujer vayan en aumento, que a las niñas se les obligue a jugar básquet y correr en las escuelas, cuando hay un sinfín de actividades que se pueden experimentar y explotar.

Creo que todos los deportes son válidos pero demos espacios, aprendamos a abrir nuestra mente y  comprendamos que todos merecen un lugar en esta ciudad que es de todos y tanto derecho tiene el corredor, el ciclista como el skater.

Imagine por un momento rodar por el asfalto; sortear el mobiliario urbano o jugar con él; sentir la libertad del que vaga sin rumbo y sin reglas surfeando cada rincón de la ciudad. Adueñarse de ella.

Tómese el tiempo de aprender sobre este deporte y en Latacunga un domingo cualquiera por la mañana o tarde, déjese llevar por el eco del traqueteo de las ruedas que se puede oír a una manzana de distancia de la pista ubicada en el polideportivo La Laguna.

Escuche el “¡Bien!” en respuesta a un truco que al fin logró ser ejecutado y los aplausos de los demás deportistas que saben lo que costo conseguirlo; mire cómo el que se cae, se limpia y se levanta; mientras uno pide que le presten una herramienta para ajustar los trucks de su tabla y otro frota superficies con cera de vela para deslizar mejor.

Albert Einstein decía que quien tiene una mente abierta, sabe cómo relajarse y disfrutar de la vida; es mucho más capaz de resolver problemas y hacer un mundo más justo.

 Por ello es que he tomado como título el lema implementado en el 88 “Patinar no es un crimen”, porque  ya es momento que se abran mentes cerradas, acepten nuevas formas de expresión que solo son positivas para la juventud.

Un deporte sin elites, sin trabas y sin prejuicios entre los que lo practican, así es como lo veo. Espero que llegue el día en que también en las zonas rurales los niños puedan subir sus pies en las ruedas y deslizarse como un cometa que viaja por el cielo y el maltrato sea solo parte de un injusto pasado.

“Skateboarding es poesía en  movimiento”, Steve Williams.

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