Foto: Eduardo Guerrero Guevara, educomuniador
Los medios de comunicación ocupan un lugar esencial en la vida de las personas; están presentes en la vida cotidiana con información, educación y entretenimiento; no son tan inocentes como se cree, porque inciden e influyen en el pensamiento y en las acciones.
Los comunicólogos indican que pertenecen a la industria cultura. Consultado en Internet, el objetivo principal de la industria cultural es vender productos a través de los medios de comunicación, tiene una función claramente ideológica: inculcar en las masas al mismo sistema y asegurar su obediencia a los intereses del mercado.
No a todos los medios de comunicación, podríamos incluirles en este concepto que responde a una noción de la sociedad industrial, donde existe unos insumos que se transforman en productos para la comercialización y venta. La comunicación representa diálogo e intercambio entre los emisores y los receptores, ninguno es el protagonista.
Cada cuatro años se realiza la Asamblea Ordinaria de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular, (ALER), cuya sede continental se encuentra en Quito, para realizar seminarios y talleres con los representantes de los países y construir esa otra comunicación que sí es posible desde experiencias comprometidas con la construcción de una sociedad justa, fraterna y solidaria.
Soy testigo, como participante durante esta semana, de las prácticas de educación y comunicación popular y comunitaria que apuestan por la transformación de la sociedad en conjunto con movimientos, colectivos y otros grupos organizados descontentos con la situación de inequidad existente.
Proyectos incidentes en la creación de políticas públicas, para que los Estados nacionales y las instancias púbicas regionales y locales, cumplan con su papel de garantizar la ejecución y la tutela de los derechos básicos que requiere la población para tener una vida digna: educación, salud, servicios básicos, vivienda, medio ambiente sano, trabajo, libertad de expresión, participación política y acceso a la información.
Todas las voces son importantes sin distinción ni discriminación. Micrófonos y cámaras abiertas a visibilizar las palabras y expresiones principalmente de los sectores populares; sin ser medios de comunicación que reproducen fielmente ala opinión de los actores políticos, tienen mayor participación en la opinión pública.
Cuentan con una agenda mediática propia que anuncian y denuncian en una sociedad democrática que permite exponer y escuchar pensamientos diversos, apegados a la ética periodística en el respeto a la honra, reputación y buen nombre del ser humano.
Las diversas experiencias de educación y comunicación popular y comunitaria, dejan la enseñanza en los ciudadanos, para educar la conciencia crítica ante el consumo de los productos comunicacionales que ofrecen, para no convertirnos en consumidores pasivos de contenidos, sin poder expresar nuestra opinión.
Mientras se va construyendo un mundo sin el poder político, la clase que gobierna el país en lo nacional y en lo local, ponen a discutir en la arena mediática, temas que no son trascendentales para mejorar las condiciones de vida de la población azotada por los males sociales, defendiendo su incapacidad de cumplir con el mandato recibido de los electores. (O)