Foto: Nathalie Aguilera, comunicadora social.
Debo confesar que en mis momentos de soledad y reflexión en ocasiones me topo con una angustia existencial que me consume. Y es que no me hago más joven cada día, sino todo lo contrario, y para ser franca soy un tanto negativa al pensar en el futuro del mundo. No sólo por la situación, ambiental, política y económica; sino más bien por la juventud que será la encargada del mundo cuando yo tenga mis canitas y arrugas marcadas.
Y es que no vivo en una burbuja y el navegar unos minutos por las redes, demuestra que no sólo la juventud sino los adultos han abandonado la realidad por canciones de despecho, sexo y payasadas en videos virales de tik tok.
Muchos de los que me leen habrán notado mi fastidio por esta plataforma y es porque creo que no solo ha sacado lo peor de las personas, ya que, además de provocar pérdida de la privacidad, de concentración, absentismo escolar e, incluso, afectar al desarrollo cerebral de los menores que las usan, también ha sacado a relucir uno de los más grandes pecados capitales La Vanidad.
La modelo Mexicana Sofia Aragón opina que esta red social vino a demostrarnos que es muy factible ser famoso porque es muy fácil ser viral. Y eso es lo que los jóvenes creen que es el éxito.
Y entonces, ¿eres famoso de qué? El hecho de que tú muevas tus labios con una canción de fondo y ojos de borrego a medio morir, que tú bailes, que tú hagas payasadas es bueno para el entretenimiento, pero en realidad esto no genera un valor para la sociedad. Solo entretiene. Y lo malo de entretener a otros es que les quitas tiempo de lo que sí importa, de lo que sí construye.
Lamentablemente estamos propiciando una generación de gente que cree que, con un mínimo esfuerzo, va a generar grandes resultados. En realidad es cierto, porque un hombre que mueve sus manos en señal de pregunta y hace cara de bobo con cosas obvias, se vuelve millonario, mientras que el escritor, el científico, el médico o el activista que está logrando cambios en el mundo no tienen ni un mínimo reconocimiento.
Puede que la fórmula de subir videos mostrando el trasero, bailando, o haciendo retos funcione y te dé dinero y seguidores, pero como mundo, como sociedad, nos está dejando muy vacíos y sobre todo nos hace indiferentes a muchas realidades que sí deberían importarnos.
Como ejemplo, mientras el mundo aludía a millonarios futbolistas que ganan miles por patear un balón, en Ucrania cientos de niños mueren en bombardeos y el mundo lo sabe pero prefieren ignorarlo.
En el país mientras hay decenas de candidatos ineptos, corruptos y ladrones; jóvenes y adultos prefieren saber la reacción de Pique ante la canción de Shakira.
En fin creo que la pesadilla de llegar a un hospital y no encontrar médicos sino influencers, coach motivacionales, bloggers, tik tokers y youtubers no es muy lejana y es mejor estar preparado para ello, porque no se puede tener fe de los padres que además de dejar a sus hijos encargados con consolas y teléfonos, también son indiferentes a sus dudas, inquietudes, emociones y vidas en general.
Creo que es momento de que los adultos de ahora sean reales y asuman su papel, caso contrario el mundo únicamente quedará con personas materialistas, vanidosas, fantasiosas y que buscan aprobación en una triste plataforma digital.