En La Estación. Foto: cortesía Gobernación de Cotopaxi
Desde el año 2014, los moradores del sector La Estación y la ciudadela El Nilo, en el centro urbano de Latacunga, están a la espera de una solución por la problemática que ha generado la presencia de las trabajadoras sexuales en las afueras de sus viviendas.
A esto se suma, los libadores apostados o durmiendo en las calles, el consumo de sustancias sujetas a fiscalización (droga) y la migración de personas extranjeras.
Los moradores quisieran convertir a su sector, en una zona comercial para reactivarse económicamente después de la pandemia, No obstante, los problemas frecuentes derivados por “actividades anormales” no han permitido cumplir dicha expectativa.
El colectivo regeneración del rio Cutuchi conformado por los barrios y ciudadelas: La Estación, El Nilo, Estrella de Israel, El Salto, Chiriboga Jácome y El Carmen, trabajan en ciertas actividades para fortalecer la seguridad y el comercio, pero nada ha sido suficiente para terminar con la problemática.
Simón Culqui, presidente del colectivo, informó que insisten desde 2014, para que la ordenanza municipal de control a libadores y trabajadoras sexuales en la vía, se ejecute en su totalidad, sin evadir ciertos artículos que protegerían a las trabajadoras sexuales por el derecho al trabajo
“Solo piensan en ellas (trabajadoras sexuales) y en nosotros no, ojala vayan a pararse en las puertas del Municipio para ver si hacen algo”, retó Culqui.
Jorge García, comisario nacional de Latacunga, coincide con la necesidad de ejecutar la ordenanza municipal para tener un sustento legal cuando se realizan controles.
“En la actualidad se hace una requisa, se verifica la identidad y se les retira momentáneamente del sitio, no se puede hacer más”, reconoció García.
En donde sí controlan y sancionan son en: “hoteles, residenciales o lugares utilizados para estas actividades”, recordó el comisario nacional.
Los puntos más críticos son: en La Estación y en la ciudadela El Nilo, en las calles Antonia Vela, desde la Félix Valencia hasta la José de San Martín.
Una moradora del sector que prefirió mantener su nombre en reserva por miedo a represalias, mencionó que existen locales donde venden licor sin autorización, solo para citar uno puso el ejemplo de uno que existiría en las calles Simón Bolívar y José de San Martín. “Las personas tienen donde abastecerse”, lamentó.
Agregó que la intranquilidad cada vez crece, mientras que las autoridades atienden sus pedidos solo de forma temporal.