Foto: Eduardo Vargas abogado en libre ejercicio
Estimado lector, créame que es demasiado complicado llegar cada fin de semana y buscar un tema con el cual me gustaría compartir con ustedes, es que al parecer en Latacunga no pasa el tiempo, aunque la ciudad haya crecido de manera desproporcionada y sin orden.
En un inicio el cantón sigue siendo lo mismo porque no ha dejado de ser lo que era antes; pero estamos equivocados. Latacunga no solo está detenida sino que vamos en retro como el cangrejo. Recuerdan cuando la ciudad era el centro comercial del país, cada uno de los productos tenían que pasar por aquí y por ende el comercio se dinamizaba y así su economía en un pueblo pequeño.
La ciudad era iluminada por mentes llenas de luz en la intelectualidad del sector y eso se compartía con los hermanos de los cantones de Salcedo y Ambato. Como siempre el Aeropuerto ha sido uno de los sueños por el cual aún se pelea, el agua era abundante, incluso el río Cutuchi contaba con una ley que protegía a sus truchas. Sin embargo, Latacunga ha ido en retro. Somos peores que antes. Somos como el cangrejo.
Huimos de casa, jamás volvimos, empeñamos todo lo nuestro a otras ciudades y como si fuera poco nos quejamos de que todo en Latacunga es la misma vaina. Tuvimos la osadía de que ajenos tomen el control de la ciudad y a la postre criticarlos de manera hipócrita y luego lamer sus botas para recibir sus favores. ¡Somos la vergüenza de nuestros ancestros! Defraudamos a quienes construyeron la ciudad.
Debemos retomar nuestras riendas como latacungueños. Esta disfuncionalidad profunda que tiene la administración actual es el reflejo de las disfuncionalidades entre quienes la componen. Entendamos que una cosa es ser diverso, otra cosa es que no sepan, no puedan y ni se les pegue la regalada gana de trabajar en equipo y hacer algo bueno porque si pedimos que hagan algo excelente es pedir peras al olmo.
Latacunga se cae a pedazos y los concejales multidiversos piden puestos y camionetas; pero para realizar una simplona ordenanza no pueden. ¡Inútiles!
El Alcalde, Byron Cárdenas, pasa su tiempo en tiktok, en redes sociales y a veces en las parroquias inaugurando chaupi obras mientras le afea al centro histórico con semáforos, así como con cada uno de los alambres (tallarines) que cuelgan en cada poste que tiene la ciudad.
Y mientras todo lo antes mencionado es noticia en los reportajes de la prensa, del camal solo sabemos que hay terreno para hacer el proyecto y nada más, ni si quiera acceso al proyecto se ha logrado tener. Latacunga es como el cangrejo.
La ciudad necesita verdaderas políticas de accesibilidad, un gobierno electrónico, mejoramiento de parques, crear espacios verdes y ojalá algún día se logre soterrar los tallarines que tiene la ciudad, porque si seguimos en lo mismo, demostramos que nos importa un bledo lo que hagan con nosotros, y seguiremos retrocediendo 30 años y complicado será por lo menos pensar en una Latacunga 2080.
Tenemos agencia de tránsito pero solo de nombre, pese a que de manera irresponsable asumimos la competencia sin ni siquiera unirnos a la mancomunidad de tránsito, pero ya sabemos el para qué y por qué en su debido momento tomaron esa decisión.
Recuerdan que fue un logro sacar la terminal de buses de “El Salto” pero solo fue para ubicarlo dos cuadras más abajo, somos como el cangrejo. En la actualidad necesitamos mínimo dos terminales una a cada lado de la ciudad y con ello reformular las líneas de buses urbanos y por lo menos solamente “pensar” en un corredor vial.
Estoy seguro que los actuales administradores les convienen mantenernos lejos del progreso porque con ello nos aletargan en nuestro despertar y sus “errores de buena fe” son entre panas o familiares lejanos.
Los que queremos a Latacunga reclamamos lo que nos pertenece. No estaremos callados. Recuerden que próximamente existirá un gran número de jóvenes que dejen las filas del servicio público y Latacunga no sabrá qué hacer con ellos, y solo hará recordar que la generación ha estado dormida y que lo único que ha hecho es ser cómplice. (O)