Foto: Con frío, cansancio y la salud quebrantada se cumple la jornada de protesta en Latacunga.
“Haz como que te duele el estómago y vuelve a casa”, fue el pedido desesperado de la madre de Cristian David Tapinget, un estudiante de Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC), que desde hace ocho días está en huelga de hambre junto a otras 13 personas entre estudiantes y docentes; exigen que se haga cumplir la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI).
David ya siente que las fuerzas de su cuerpo, mente y espíritu, lo están abandonando. En este trajín que empezó el lunes 19 de julio, ha visto cómo dos de sus compañeros de lucha, se retiraron del campo de batalla.
Sin embargo, considera que hay que continuar; tiene una hermanita de siete años, para quien desea un mejor porvenir educativo. Considera que sin conquistar los derechos de hoy, el mañana será complicado.
Con algo de agua y caramelos resisten su impulso biológico de comer. Acuñados en colchones de aire e instalados en las afueras de la Catedral de Latacunga, en pleno casco urbano de la localidad; soportan no solo hambre, frio, soledad e incertidumbre.
David aprovecha el tiempo para realizar parte de su tesis de grado. “De hecho creo que la predefensa la voy hacer aquí, no sé cuándo termine la huelga, sino me tocará defenderla aquí”, dijo el joven quien comentó que las tertulias con los compañeros en la huelga se ha vuelto ameno. Las historias se cuentan todas las noches, unas los ponen tristes, otras alegres, todas tienen el mismo matiz: la nostalgia de la familia, trabajo y la vida normal.
“Comida, a veces nos ponemos hablar de la comida y nos morimos de antojo, por eso mejor cambiamos de tema”, comenta Diana Monaluisa, mostrando que no todo es color de hormiga en la huelga; los momentos de tertulia vuelven ameno el trajín.
Diana es docente, cuenta que su lucha es para todos, “la desigualdad y poca inversión en la educación debe terminar”, aseguró que no es sencillo. Ve en la mirada su familia el temor de verla enferma, decaída o claudicando en su lucha.
“Solo pedimos una ley que ya fue aprobada, esperamos que el Gobierno se conmueva de esta realidad”, aseguró Diana, quien no es Madre, pero ve como sus compañeros que sí tienen hijos, sufren al tenerlos lejos.
Luis Chillagana, presidente de la Unión de Educadores de Cotopaxi (UNE), con la voz maltratada por los continuos perifoneos, que intentan llamar la atención de los transeúntes, además de animar a los huelguistas, contó que al momento se encuentran 14 personas; dos compañeros claudicaron debido a su deteriorado estado de salud.
La medida de hecho se mantendrá hasta que el Gobierno de Guillermo Lasso, presente alguna salida a los requerimientos de los estudiantes y docentes que, a nivel nacional ponen en riesgo su salud en una huelga de hambre que exige el cumplimiento de una ley que ya está aprobada.