Foto: Eduardo Vargas, abogado en libre ejercicio.
Correr, gritar, fake news, animadversión, terror, insultos, intolerancia, destrucción, cataclismos, remedios caseros, farmacias desabastecidas, especulación de precios, asteroides en los cielos, comparaciones griegas, aviones sin aterrizar, muerte a discreción, llanto, ira, coraje, procesos judiciales urgentes, renuncias, corrupción, proselitismo político adelantado, caída y subida al precio del barril de petróleo, pro vacunas, anti vacunas, con merengue, sin merengue; pero siempre con la fe intacta.
Eso es el resúmen de está faceta en un país que entiende de todo menos de disciplina, por suerte al Cotopaxi no le resucitaron.
Sin embargo, esa es la reacción de una masa irracional parecida a una manada de rumiantes asustados por una pequeña reptil que a una sociedad de homo sapiens sapiens superiores dotados de razón; siempre es la misma función con los mismos espectadores: desinformados e histéricos creyendo en lo primero que se aparece apenas abrimos la pantalla del móvil y la ventana de FB sin confirmar la información con fuentes oficiales o por lo menos confiables y hasta pareciera que no nos interesa buscar dicha información y como resultado provocarnos más daño que lo que en verdad hubiere sucedido.
Hace pocos años ya hemos vivido eventos peores y no queremos acordarnos, les suena la H1N1, la cuchigripe, la aviar. ¿Recuerdan?
¿Cuál fue la cura?: la vacuna.
Estimados homo sapiens sapiens. No es difícil. Esta realidad se asemeja a los cuentos de George Orwell. Googlee por favor.
Lo dicho, la ignorancia es el arma más letal que tenemos, no el virus o algún otro desastre, por culpa de ella (la ignorancia) y porque no queremos salir, mientras más ignorantes, más fácil nos gobiernan.