EL MODERNO ARTE DE PROCRASTINAR

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Foto: Nathalie Aguilera, comunicadora social.

En los últimos años una nueva palabra invade redes, consultorios psicológicos y discursos motivacionales: la procrastinación, misma que se refiere a la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables.

No sé cuántos coincidan conmigo; pero en mi humilde opinión si existiera un premio al arte de procrastinar, sin duda se lo llevarían nuestras autoridades.

Y cómo no reconocer el mérito de esperar un mes antes de salir de la Alcaldía, para empezar a hacer huecos y destruir las calles de Latacunga, lo que supuestamente es el arreglo de las vías.

Esta es la historia del profesor que pasa por los puestos revisando el deber y el estudiante que pasó todo el fin de semana de fiesta y tomándose selfies y se sienta atrás, se apresura a sacar el cuaderno para copiar la tarea de su compañero y ver si alcanza a presentar y sacarse una nota aunque mediocre.

Teniendo un poco más de 4 años para hacer los deberes no se han visto mayores obras y cambios más allá de un puente que prometía una solución vial y es un peligro para la seguridad (y que por cierto aún no está ni terminado);  Prestar el Coliseo Mayor para que el Ministerio de Salud ponga las vacunas, ejecutar la mamá negra, quitar la elección de la reina, hacer tik toks y tomarse fotos.

Y es que no es novedad que pasear por Latacunga en la actualidad, es una verdadera aventura, sobre todo si lo haces sobre ruedas y debes sortear toda clase de baches, zanjas y ahora superficies que dejan a los automotores destruidos y sucios.

 

Las principales avenidas más comerciales de la “urbe” están totalmente destruidas, hay escasez de tanqueros que humedezcan la tierra, que fácilmente entra por las puertas y ventanas de locales que han disminuido sus ventas al máximo, porque seamos francos ¿quién quiere pasar por una calle así?

Hay una total indiferencia a la realidad de los comerciantes que  a diario viven de esto y que pierden por las ineptitudes de otros.

En la avenida Unidad Nacional no se ven mayores avances y el asfaltado quedó hasta un tramo. El mayor temor de todos es que está historia termine con una obra inconclusa y que las nuevas autoridades se tomen su tiempo para analizar la continuación de la obra como ya es costumbre.

Tiempo con el que no cuenta la persona que a diario aspira polvo, que ve las calles vacías, llenas de baches, tierra, desolación y deudas que no esperan.

¿Hasta cuándo se permite que este tipo de cosas ocurran?  Que se pospongan las prioridades y al final se hagan obras a medias, que tengamos que agradecer por el daño que causan para desquitar el presupuesto.

Esta semana una colega periodista a la que admiro y respeto, sufrió agresión y vivió de cerca las actitudes déspotas al más puro estilo correista, solo por hacer una pregunta referente a este tema. Al salirse del libreto del boletín de prensa le decían que porqué siempre hace noticias negativas, que debería ser positiva.

En este punto me pregunto ¿hay algo más positivo que sacar la verdad? ¿Hay algo más positivo que hacer escuchar la voz de los ciudadanos? ¿Algo mejor que luchar contra la corriente que busca seguir en el retraso?

Es lamentable como los medios que han buscado cambiar estas realidades con preguntas certeras, contando la verdad y recorriendo las calles, siguen maltratados en todos los niveles. En gran parte la sociedad tiene la culpa al seguir llamándonos prensa corrupta, al limitar nuestros accesos a información y al preferir medios que únicamente se remiten a contar la cara de la historia que les conviene.

En fin, procrastinar es una palabra tan amplía para tratar y con tantos ejemplos para citar; por ello es importante que no seamos parte del montón.

A veces procrastinamos nuestro futuro, nuestras metas y sueños, por estar pendientes de otros y sus vidas. A veces dejamos de lado nuestros propios derechos de individuos y de ciudadanos por quedarnos en la comodidad de quejarnos.

Tomemos las riendas, hagamos valer nuestros derechos y sueños; exijamos que se cumplan no sólo la obras, sino las leyes, los derechos y sobre todo la verdad.

“La procrastinación es la tumba en la que está enterrada la oportunidad”.

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