Foto. Durante el incidente de Navidad/ Cortesía.
El viernes 25 de diciembre, mientras millones de familias alrededor del globo terráqueo celebraban la Navidad, los 150 obreros de la Fábrica de pólvora Explocen, no solo estaban lejos de sus familias; tampoco hubo caramelos, ni regalos, pero sí gas pimienta y represión.
“Lo que vivimos fue una represión inhumana”, aseguró Freddy Caiza, secretario del Comité de Trabajadores de la fábrica ubicada en la parroquia rural de Poaló (occidente de Latacunga). La afirmación del dirigente fue debido a la llegada de aproximadamente 160 efectivos de la Policía Nacional para controlar el ingreso de cerca de 25 trabajadores administrativos al lugar.
Mediante un comunicado oficial emitido la tarde del mismo miércoles, la Policía Nacional, aseguró que solo “realizaron un acompañamiento”, más no un desalojo. Este comunicado fue corroborado por José Rafael Maya, gobernador de Cotopaxi, sin embargo, los videos colgados en las redes sociales evidencian que si hubo enfrentamientos, incluso heridos.
Caiza cuenta que dentro de las filas de los obreros que exigen mejoras a sus garantías laborales, partiendo por un contrato colectivo, existen mujeres que son Madres, incluso personas de la tercera edad y aquellos que durante el trayecto de la huelga que ya lleva más de cinco meses han sufrido quebranto en su salud.
“Esto ya pasó de ser un tema laboral a ser un tema humanitario”, dijo Caiza, quien dio a conocer que una comisión de organizaciones nacionales, está buscando la mediación de la iglesia católica, para que sean ellos quienes busquen los canales necesarios para encontrar una salida a un conflicto que mantiene a padres, madres, hermanos, hijos, lejos de sus seres queridos.