Foto: Eduardo Guerrero Guevara, educomunicador
El planeta está azotado por el cambio climático, aunque muchos piensan que solo es un cambio temporal; sin embargo, los científicos afirman que las condiciones climáticas variarán en el futuro si la humanidad no rectifica sus hábitos personales y la depredación del ambiente por intereses económicos.
Poblaciones enteras están sufriendo ciclones, huracanes, inundaciones, temperaturas extremas nunca experimentadas, derretimiento de los glaciales polares, sequías e incremento de la extensión de los desiertos, incendios forestales, muerte de especies de animales y vegetales, fuertes lluvias, desbordamiento de ríos, derrumbes en las vías y así se podría seguir enumerando.
Fenómenos naturales impulsados por el hombre, que generan problemas sociales con el desplazamiento de las poblaciones, incrementando la migración con alta movilidad de familias enteras; trayendo pobreza, violencia y desintegración de sus miembros; aumento de la delincuencia y actividades económicas ilícitas como el narcotráfico, el sicariato, delincuencia y altos índices de criminalidad.
Lo sucedido en el sector occidental de Cotopaxi, refleja en lo cercano esta irregularidad planetaria; desbordamientos de ríos, derrumbes en las vías dejando incomunicados a las poblaciones, devastación de cultivos y pérdida de animales, destrucción de viviendas; trayendo como consecuencia desplazamiento de los moradores, pérdidas económicas, incremento de pobreza.
La naturaleza va respondiendo a la inestabilidad ecológica causada por el mismo hombre. Se espera en los siguientes años el incremento de fenómenos naturales que causarán más destrucción. Según un grupo de académicos ecuatorianos los efectos del cambio climático en Ecuador serán sequías más frecuentes y lluvias escasas, pero con gran intensidad, afectando principalmente a la Sierra y a los valles interandinos, pero tendrán una repercusión en las estribaciones de las cordilleras de los Andes.
Las causas están en la revolución industrial que emite toneladas de contaminantes al aire, produciendo el calentamiento global; la tecnología que está orientada a acrecentar las ganancias de las empresas más no a mejorar las condiciones de vida de la humanidad. El ser humano se siente dueño de la naturaleza, sirviéndose para satisfacer su ambición despiadada: explotación petrolera y minera a gran escala, deforestación, tala de bosques para sacar madera e incrementar la frontera agrícola para siembra de monocultivos, destrucción de los páramos.
La reacción es inmediata para solucionar el drama humano, atendiendo a las necesidades básicas de la población damnificada; una planificación de la obra pública nacional y provincial para prevenir los desastres naturales. Los entes rectores que les corresponde la protección del medio ambiente deben cumplir con la legislación vigente, aplicándola en beneficio de la población sin dejarse tentar por la corrupción.
Cada persona puede contribuir a la preservación del medio ambiente, con buenas prácticas que se traducen en un conjunto de acciones y actividades que contribuyan a la optimización y reducción en el uso de los recursos naturales, disminuyendo el impacto negativo en la naturaleza.
Exigir que el sector público y privado cumplan con la responsabilidad social del respeto a la vida de la humanidad y de la naturaleza; que todas las acciones sean encaminadas a construir un mundo mejor para las actuales y nuevas generaciones, garantizando un entorno sano y saludable. Les corresponde a las organizaciones y colectivos medioambientales velar y demandar esas buenas prácticas.
Un pacto local y global en los gobiernos descentralizados, en el gobierno nacional y en los acuerdos entre países, para legislar e implementar políticas públicas para evitar la degradación ambiental; poniendo en la cúspide la pirámide a la persona humana, para salir de la espiral de autodestrucción. (O)