Foto: Nathalie Aguilera, comunicadora social.
Quien haya ido a un centro de matriculación vehicular en este país sabe que es un sitio en el que no hay Dios ni ley, desde que llegas ya te están ofreciendo el extintor y los triángulos para que pases la revisión, los vendedores de plumas te aseguran que está a punto de caerse una pieza que es súper necesaria para pasar y los tramitadores se te acercan por todos lados para saber el motivo de tu presencia.
Yo, como muchos de los ciudadanos tengo fobia a la burocracia, al papeleo, al vuelva usted mañana, al le falta un papel o un documento que acredite que usted está vivo. Fobia a los laberintos administrativos, al rellene este impreso por triplicado, tome un turno y vaya a la ventanilla dos pero antes a la ventanilla tres.
Y sorprendentemente, en los tiempos tecnológicos también hay burocracia en internet, siempre falla el sistema y deja a los usuarios esperando días a que vuelva para seguir con su peregrinar, no se descarga un formulario o el sencillo trámite es solo hasta las 14:00, lo que te hace perder la paciencia y los nervios.
Además de la burocracia que ya es el pan de todos los días en la licencia, en la matrícula de los niños, el seguro social o en la liquidación que no te paguen desde hace más de un año. El daño que acosa a este país es la corrupción y los negociados que giran en torno a este trámite tan necesario, este mal que nos persigue y nos tortura.
Es como una enorme mancha de aceite en la que sin embargo algunos compañeros de especie se mueven con soltura y hasta viven bien y agrandan su panza, su ego y su existencia. Pero a los demás nos mancha, achica, empequeñece y acobarda. Nos resta ánimos y espíritu para hacer las cosas bien.
En Latacunga la unidad de Movilidad abre sus puertas a las 08:00 y cierra a las 17:00, sin embargo debes llegar a las 04:00 de la mañana, porque si llegas a la hora normal ya no tienes turno, hay gente que duerme toda la noche afuera para estar primero e incluso llegando a las 5 ya estas atrasado.
Entonces la mayoría de personas se dirige a Salcedo, en donde la cola tampoco es corta pero es un poco más rápido, cuando llegas vas de lugar en lugar, sacas el turno en uno de los puntos cibernéticos que están en la terminal terrestre, después vas a una ventanilla en la que a duras penas te saludan, y mientras vas en la fila notas los papeles que unos tienen y a ti te faltan, notas los nervios del anciano que a duras penas sabe prender la computadora y que le piden correo electrónico o que saque de nuevo un turno pensando que son eruditos por saber por usar el internet y el no.
Para no hacerlo más largo, cuando pasas por un millón de situaciones y esperas la revisión vehicular comiendo espumillas, papas sin marca y choclo mote, al fin te toca el turno y resulta que a ti al igual que a todos las personas coincidencialmente les encuentran el mismo daño en su vehículo porque emite un gas contaminante y por eso no pasas la revisión que cuesta 36 dólares.
En ese momento se te erizan los cabellos de la nuca y empiezas a sudar frio, preguntas ¿Qué debo hacer? Y te dicen: fácil amigo vaya a donde uno de los mecánicos que están afuera y ellos le ayudan de una.
Cuando vas los mecánicos ya saben perfectamente lo que tienen que hacer y el daño que tiene tu carro; te cuesta 50 dólares que te presten una pieza para que tu auto pase la revisión y ajustar piezas te cuesta 15 dólares, al mecánico poco le falta comunicarse por boqui toqui con los de adentro y decirles, la cochina ya entro en al pocilga, repito entro en la pocilga, es decir que otro incauto ya pago el negociado.
Cuando regresas con menos energía, dinero y paciencia, al otro día milagrosamente tu auto pasa la matriculación, pero para tu pobre bolsillo, estos 50 dólares no estaban contemplados, son 50 menos que tienes de tu sueldo, que son un negociado sucio y mezquino que a diario pasa en el país de distintas formas.
Por eso no me sorprende que en Santa Elena sorpresivamente desaparezcan más de 2 mil adhesivos de revisión vehicular, los que es más que obvio son mal utilizados para que circulen con tranquilidad vehículos que no han sido matriculados.
Y ¿Quién controla esto? ¿Con quién nos quejamos?, ¿no son estas las entidades de control?
El cáncer de la corrupción ya hizo metástasis en el sistema burocrático del Ecuador, y mientras a nosotros nos sacan la cabeza y nos revisan cada parte del vehículo ¿qué hacen con el transporte público que circula por la ciudad?
Hace varias semanas un terrible accidente sorprendió a Latacunga en la cuesta de la avenida Rumiñahui a la altura de la fábrica Molinos Poultier. Un bus en hora pico de transito perdió los frenos, yéndose encima de un taxi que llevaba a una mujer y sus hijos.
Uno de los niños resulto con graves heridas y otras personas que iban en el autobús también.
¿A quien culpas?, ¿Quién te devuelve la salud y en algunos casos la vida?, ¿cómo es posible que fallen los frenos de un transporte público? Y ¿porque pasa la revisión?, la simple respuesta hay billetito de por medio.
No puedo decir que todos y cada uno de los servidores de estos espacios son corruptos, supongo que alguien se salvará, pero estamos trabajando en un sistema que ha sido diseñado y capacitado en el modo burocrático y corrupto tradicional, y sus procesos, tecnología y cultura trabajan juntos para que sea un modo muy difícil de romper.
Aquí aplica la frase de Emiliano Zapata: “Por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, por cohecho o soborno estas traicionando y derramando la sangre de tus hermanos.”, porque la corrupción es así, un día tomas el dinero para que un transportista pase de agache la matriculación y al otro día ves en los titulares que mató a decenas en un accidente. Por eso antes de tomar los billetitos recuerda que de una forma u otra están manchados de sangre, eres cómplice o simplemente das asco.