Durante las varias entrevistas que realizó el joven estudiante de Comunicación Social de la UTC.
A sus 21 años, Javier Guerrero, se describe a sí mismo, como “un chico nervioso”. Le resulta un poco complicado mantener elocuencia en su discurso cuando hay alguna situación que no le resulta del todo familiar. Hace pasantías en un medio de comunicación y para ello debe ensayar en el campo periodístico. Por eso, cuando le solicitan su aporte, se traga su miedo y sale al ruedo.
Uno de sus grandes retos; entrevistar a los profesionales del volante. Para ello, el martes 6 de diciembre, llegó hasta la parada de buses urbanos de la Av. Amazonas, sector el Salto – Latacunga. También lo hizo en las inmediaciones de la UTC. No tiene grabadora, pero su celular estuvo bien. Abordó las unidades, explicó que venía hacer un reportaje. El tono extremadamente suave que utiliza para hablar impidió que sus interlocutores le comprendan. La situación se volvió un tanto incomoda. Pero la consigna era conseguir la nota.
Una entrevista del aprendiz de periodismo se desarrolló en el graderío que utilizan los pasajeros para abordar la unidad. “Me decían que me quite, que estaba estorbando”, cuenta mientras sonríe levemente, como familiarizándose con los “gajes del oficio”.
En su entrevista con Ángel Humberto Herrera, chófer de la Cooperativa Sultana de Cotopaxi, el aprendiz se dio cuenta que sus nervios no son buenos compañeros, que debe desecharlos de apoco. Hasta que desaparezcan y no lo molesten más. Herrera le contó que las horas pico, el fuerte sol, además de “el mal genio”, de algunos usuarios hacen de su labor sacrificada.
Pero no solo ello, Ángel Humberto le contó al joven estudiante de Comunicación Social de la Universidad Técnica de Cotopaxi, que cada vez hay más usuarios que abordan las unidades en etílico. Estos no solo son un problema para el conductor, lo son para los otros usuarios, además que ensucian y contribuyen a la inseguridad.
Las inconformidades de Ángel Humberto, se parecen a las de Edwin Santos, chófer de la compañía Citibus, quien pide a las autoridades más control en las horas pico.
Al principio de la entrevista Edwin no se convencía que aquel muchacho era un periodista, pero accedió a la entrevista, en la que ambos se comprendieron como parte importante del núcleo social; él un veterano de las calles, el otro un periodista en etapa embrionaria, que se entrena en las calles, para un día cumplir su sueño de informar.