Foto. El volcán se encuentra activo desde el 2015.
En el 2015 el volcán Cotopaxi despertó de su letargo sueño, desde entonces los sistemas de alarma se encendieron. Población y autoridades recordaron, que un vecino feroz, puede actuar en cualquier momento.
Capacitaciones, talleres y simulacros se implementaron, pero con el pasar de los días, meses, años, se fueron quedando en el olvido. Todo, menos una cosa: Los vigías.
Los denominados ‘vigías del volcán’ son una alternativa al monitoreo volcánico a cargo de las personas que más cerca viven del coloso de 5.897 metros de altura, la mayoría son del barrio San Ramón de la parroquia rural Mulaló, ubicada al norte de Latacunga. Su labor consiste en reconocer los cambios externos que podría tener la montaña y comunicarlo a diario al Sistema Integrado de Seguridad ECU 911.
Previamente fueron capacitados de cómo manejar información y cómo utilizar los equipos (Handy) que la entonces Secretaria de Gestión de Riesgos les dotó.
Los ‘vigías del volcán’ en la provincia de Cotopaxi son 18 y están comandados por Marco Rocha, quien fue presidente de la Junta Parroquial de Mulaló cuando se activó la emergencia volcánica, desde entonces hasta hoy, no han parado un solo día la comunicación constante entre todos para monitorear a su peligroso vecino.
Rocha cuenta que a raíz de la pandemia la intensidad bajó, pero no se olvidó. Los vigías siguen activos.
De acuerdo a Edgar Estrada, director zonal del Servicio de Gestión de Riesgos, durante el 2021 se retomará las capacitaciones a los vigías para no permitir que se pierda el espacio ganado.
A la par se planifica un simulacro para este año, pero la fecha aún no está prevista, mientras se ultiman detalles, que se darán a conocer en el trascurso de estos meses.
Para Nelson Ávila, presidente de la Junta Parroquial de Mulaló, sus 15 mil habitantes divididos en las 33 comunidades y barrios, están preparados en un 40% ante una posible erupción del coloso. “Al menos ahora sabemos para donde correr o qué hacer en caso de una erupción”, dijo la autoridad parroquial, quien se mantiene expectante ante las nuevas capacitaciones y simulacros.